Desde hace ya varios años, en nuestro despacho se ha detectado que en las diferentes academias Militares se ha tomado por costumbre celebrar las graduaciones de sus alumnos y su acceso a las escalas correspondientes, con la expulsión de uno de ellos en su último curso, por motivos psicológicos. Desconocemos cual sea el motivo de esta práctica y como resulta posible que una persona que padece un trastorno psiquiátrico que le supone una incapacidad para ingresar en dichas escalas puede haber permanecido en una academia militar, rodeado de armamento durante, tres, cuatro o cinco años, como se nos ha dado el caso. Podría entenderse que esta práctica podría desplegarse como medida educativa y para que los alumnos salgan de la Academia con un miedo innato a llevar la contraria a sus superiores por si les pasa lo mismo que a sus antiguos compañeros, pero claro, este particular es difícil de acreditar. Lo cierto es que nos encontramos ante dicha realidad todos los años y todos los años la tenemos que combatir, generalmente con unos resultados muy positivos. Este fue el cliente de nuestro cliente, alumno de la Academia de suboficiales hasta que Subsecretaría de Defensa acordó darle de baja en la misma pro insuficiencia de condiciones psicofísicas de tipo psiquiátrico. Resultaba curioso que nuestro cliente había sido declarado apto psicológicamente previamente por los propios servicios de psicología del Ministerio de Defensa en 4 ocasiones, ya que en el momento de concurrir a la oposición era soldado con compromiso de larga duración y prestaba servicio para el mismo hacía más de 7 años. También resultaba curioso que el alumno había sido declarado apto las pruebas psicológicas a las que había sido sometido en otros procesos selectivos a los que había concurrido, como el de acceso al CNP o que todos los psiquiatras que le reconocieron, incluido el forense designado por la autoridad judicial, le hubieran declarado perfectamente apto para prestar servicio como Suboficial de las FAS. Nada de esto inmutó la resolución de Defensa, que acordó la baja en el centro docente del alumno, sin más trámite, alegando que el mismo tenía rasgos anómalos de la personalidad (diagnóstico este inexistente en la praxis forense psiquiátrica). Ante ello Gabinete Jurídico Suárez-Valdés interpuso el correspondiente recurso contencioso administrativo y tras un duro procedimiento judicial logró que el alumno fuera declarado apto para el servicio por el Tribunal Superior de Justicia en resolución que pueden descargar en el apartado de sentencias de esta web.